La industria cinematográfica en Argentina se ha consolidado como una de las más fuertes de Latinoamérica y, gracias a la calidad de sus producciones, ha alcanzado un reconocimiento internacional que trasciende la barrera del idioma, algo que pocas películas de habla no inglesa han logrado.
Pionera en la región, Argentina comenzó a desarrollar su industria cinematográfica mucho antes que otros países de Latinoamérica, gracias en parte a su estrecha relación con Europa durante el siglo XIX y comienzos del XX. Para finales de la Segunda Guerra Mundial, ya existían productoras establecidas en Buenos Aires y Santa Fe, posicionando al país como un centro de producción audiovisual en constante crecimiento.
Durante el primer mandato de Juan Domingo Perón (1946-1955) y con la influencia de su esposa, la actriz Eva Perón, el cine argentino experimentó un auge gracias a la creación de la «Ley de cine», que promovió un aumento significativo en la producción de películas nacionales, especialmente ante la reducción de importaciones cinematográficas de Estados Unidos tras la guerra.
El INCAA y su impacto en el cine argentino
En 1968 se creó el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), un organismo del gobierno argentino encargado de fomentar, regular y promover la actividad cinematográfica en el país. El INCAA se convirtió en un pilar fundamental para la producción local, proporcionando financiación y apoyo logístico a cineastas nacionales. Desde su fundación, el INCAA ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo del cine argentino, contribuyendo a la creación de un cine más diverso y accesible, y ayudando a muchos realizadores a lanzar sus carreras.
El instituto no solo ha impulsado la creación de contenidos locales, sino que también ha fomentado la proyección internacional de estas producciones, permitiendo que muchas películas argentinas lleguen a festivales de cine en todo el mundo. Gracias al apoyo del INCAA, el cine argentino ha tenido la capacidad de experimentar y diversificar su contenido, lo cual ha contribuido a su reputación como una de las industrias cinematográficas más vibrantes y dinámicas de América Latina.
En 1974, el cine argentino alcanzó un hito histórico con «La tregua», la primera película del país en ser nominada a Mejor Película Extranjera en los Premios Oscar. Durante la década de los 80, Argentina continuó produciendo clásicos como «Esperando la carroza» (1984) y «Tiempo de revancha» (1981).
Hasta la fecha, el país ha conseguido ocho nominaciones y dos victorias en los premios de la Academia, con «La historia oficial» (1985) y «El secreto de sus ojos» (2009) como sus máximos logros.
En los últimos años, la calidad de las producciones argentinas no solo se ha mantenido, sino que ha alcanzado nuevas cimas con películas como «Nueve Reinas» (2000), «El Ángel» (2018), «El Clan» (2015), «Relatos Salvajes» (2014) y «Argentina, 1985» (2023), que se ha convertido en una de las películas más aclamadas recientemente.
El papel de las mujeres en el cine argentino
Es importante destacar que el cine argentino también ha visto emerger a directoras talentosas que han contribuido al prestigio del país en la escena internacional. Lucrecia Martel es una de las cineastas más reconocidas, aclamada por su innovador trabajo en películas como «La Ciénaga» (2001), «La niña santa» (2004) y «Zama» (2017). Su estilo distintivo y su capacidad para explorar las complejidades de la sociedad argentina la han convertido en una figura clave del cine contemporáneo.
Cineastas como Albertina Carri, con su provocadora película «La rabia» (2008), y Anahí Berneri, ganadora del premio a la mejor dirección en el Festival de San Sebastián por «Alanis» (2017), han demostrado que el cine argentino también es un espacio de voces diversas y potentes.
Asimismo, mujeres como María Luisa Bemberg, pionera del cine feminista en Argentina, marcaron una diferencia con películas como «Camila» (1984), que también fue nominada al Oscar, dejando un legado que continúa inspirando a nuevas generaciones de cineastas.
La crisis bajo el gobierno de Milei
A pesar de su rica historia y su reconocimiento internacional, el cine argentino enfrenta actualmente una de las peores crisis de su historia debido a las políticas implementadas por el gobierno de Javier Milei. En un intento por reducir el gasto público, el gobierno ha recortado drásticamente los fondos destinados al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), afectando tanto la producción como la distribución de películas nacionales. Además, el gobierno ha eliminado la cuota de pantalla para películas argentinas en las salas del país, lo que limita su visibilidad y acceso al público local.
La situación se ha vuelto crítica con medidas adicionales como la posible privatización de espacios culturales emblemáticos, como el Cine Gaumont, y la restricción del apoyo financiero a través de la plataforma Cine.ar Play, esencial para la difusión del cine independiente argentino. Esta serie de acciones ha sido percibida como un ataque directo a la cultura y ha provocado fuertes protestas tanto dentro como fuera del país.
Aunque el gobierno de Milei ha tenido que retroceder parcialmente en algunos de sus recortes debido a la presión pública y las críticas internacionales, el futuro del cine argentino sigue siendo incierto. Muchas producciones han quedado paralizadas, y el sector enfrenta una grave falta de financiamiento que amenaza con reducir drásticamente la diversidad y la pluralidad de voces que caracterizan al cine argentino. Sin el apoyo adecuado, la industria audiovisual corre el riesgo de perder su capacidad de innovar y de mantener su identidad cultural.
Escrito por Martín Novoa (Estudiante de Periodismo UPLA) y Carlos Caballero (Productor Cine Arte Viña del Mar).